Aromas, sabores…sin duda Tailandia es un paraíso para los que aman la buena cocina. La riqueza de sus ingredientes, la exquisitez en la presentación, una gran creatividad, su exotismo, hacen de la cocina tailandesa una de las más ricas de todo oriente.
El arroz es uno de los ingredientes que nunca faltan en la mesa tailandesa. Se prepara de múltiples formas: hervido, frito o en sopa. En la zona norte, la variedad que se cultiva es más gelatinosa, comúnmente se le conoce como “arroz pegajoso”.
Las salsas preparadas con varios ingredientes son, quizá, la base de la gastronomía. Guindillas, pasta de cangrejo, ajo y especias. Su empleo va más allá de un simple aderezo, desempeñando un papel específico, a modo de ejemplo la salsa de pescado (nam pla) en muchos platos sustituye a la sal. Otras se emplean para resaltar determinados sabores como la salsa de ostras fermentadas o, como es el caso de las que incorporan la leche de coco, para equilibrar los sabores.
El desayuno Thai puede resultar sorprendente por su consistencia. Generalmente se compone de arroz con pollo, cerdo, gambas y ajo, acompañado de un huevo frito y pepinillos en vinagre…realmente el café no es necesario para despertar el cuerpo. La comida resulta más ligera y por lo general se compone de un solo plato de arroz frito, tallarines con algún bocadillo frío o verduras.
La cena es la comida más importante del día. En ella se concentran en calidad, cantidad y sabor los mejores ingredientes de la cocina thai. Arroz, sopa, pescado o pollo, ensalada, hortalizas, salsa y postre.
Otro de los puntos muy importantes es la presentación, la delicadeza y el arte con el que cada plato llega a la mesa. Nunca faltarán los arreglos florales, ni las frutas o verduras talladas bajo caprichosas formas. Cuando te sientas en el comedor se abre un arco iris de olores, colores y sabores capaces de cautivar al más exigente de los comensales.