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Con nuestros viajes a Bulgaria en grupo conocemos el punto de unión entre oriente y occidente, recorreremos a través del tiempo el paso paulatino y la influencia cultural de griegos, macedonios, romanos, pro búlgaros, bizantinos y otomanos, descubrimos como fue en las escuelas búlgaras donde se forjó el alfabeto cirílico que más tarde se extendió por el resto de los países eslavos (Ucrania, Rusia, Serbia, etc.
Con un viaje a Bulgaria conocemos el punto de unión entre oriente y occidente, por donde han transitado algunas de las civilizaciones más relevantes a lo largo de los últimos tres milenios.
Comenzando por los asentamientos tracios situados en el valle de Kazanlak y otras regiones de Bulgaria, que dan fe de la presencia de una de las civilizaciones más antiguas de Europa, recorreremos a través del tiempo el paso paulatino y la influencia cultural de griegos, macedonios, romanos, pro búlgaros, bizantinos y otomanos. Así, nos adentraremos en la identidad cultural búlgara, marcada por la influencia bizantina y el desarrollo de la gran Bulgaria Medieval, que rivalizó con los imperios Latino y Bizantino (entre otros) por el control de la región. Fue en las escuelas búlgaras donde se forjó el alfabeto cirílico que más tarde se extendió por el resto de los países eslavos (Ucrania, Rusia, Serbia, etc.).
Hemos realizado los circuitos organizados a Bulgaria , inspirandonos en los vestigios más importantes de cada una de estas civilizaciones, visitando un mosaico cultural en el que podemos ver reflejada una parte importante de la historia de la Europa Oriental, cuyo legado cultural es, en definitiva, uno de los faros de la civilización europea.
Aún siendo todavía una desconocida para el gran público hispano, Bulgaria es un importante destino turístico en Europa, tanto por sus playas en el Mar Negro como por sus estaciones de esquí, que atraen anualmente a un gran número de visitantes de todo el mundo. Otros atractivos son su naturaleza exuberante y su tradición culinaria de origen mediterráneo, que da un plus de calidad a los servicios prestados al viajero.
Bulgaria por su situación estratégica dentro del enclave de los Balcanes que ha marcado el desarrollo de este pequeño país. Es un país montañoso. Sus numerosas cordilleras abarcan una tercera parte de su territorio y cada una es singular en su paisaje: rocas gigantes, lagos cristalinos y la naturaleza virgen. El país tiene una fascinante diversidad paisajística con sus ríos, valles, cuevas, rocas, desfiladeros y cascadas.
Las montañas son accesibles durante todas las estaciones. En nuestras rutas de senderismo a Bulgaria, los puntos mas demandados son Rila y Pirin, los Rodopes, Vitosha y los Balcanes. La densa red de senderos marcados, los modernos centros de esquí, las casas rurales en los pueblos de montaña, la abundancia de chalets, refugios y pequeños hoteles familiares, facilitan la marcha a pie y otras actividades turísticas durante las cuatro estaciones del año.
Nuestros viajes a Bulgaria ofrecen excelentes posibilidades para los viajes de aventura. En verano se pueden hacer trekkings con diferentes grados de dificultad. Esta época es también apropiada para la equitación y el BTT en todos los macizos. En invierno las montañas de Pirin, Rila y Vitosha son excelentes para realizar rutas en esquí de travesía o en raquetas de nieve. Además, existen varios sitios apropiados para la escalada en roca y en hielo, el parapente o el rafting.
En Bulgaria «siguen habitando los dioses entre colinas rocosas, excavadas por las manos del hombre hace miles de años. En compañía de un guía profesional, el viajero puede acceder a lugares intactos por senderos escondidos que serpentean por entre bosques centenarios.»
Alberto Larriba, El Periódico. Destinos: suplemento de viajes y turismo.
El idioma oficial es el Búlgaro, aunque en algunas zonas también se pueden encontrar personas que emplean el turco. El búlgaro se escribe empleando el alfabeto cirílico, una escritura la cual ellos mismos están orgullosos de haber creado durante el siglo IX d.c. la cual se usaría (y usa en la actualidad) también en otros idiomas como el ruso y el serbocroata, éste último con algunas diferencias importantes. Aunque en las ciudades más grandes los rótulos más importantes en estaciones de tren, aeropuertos y principales vías de circulación pueden aparecer con su transcripción al alfabeto latino o incluso en inglés, no es lo usual. Resulta muy útil, por tanto, aunque no se maneje el búlgaro en absoluto, al menos aprender las principales letras y fonemas.
En las zonas turísticas del Mar Negro, y en las principales ciudades, tales como Sofía y Plovdiv, muchas personas hablan inglés, pero tienes mayor ventaja si sabes hablar el ruso o cualquier otro idioma eslavo, ya que la mayoría prefieren lo último. Sin embargo, en otras partes del país, es habitual que la única lengua de comunicación sea el búlgaro, especialmente entre las personas adultas y mayores. Es muy habitual que, incluso en grandes ciudades, el personal de las ventanillas de las estaciones de tren o de autobús sólo hablen el búlgaro.
La temática de Macedonia es controversial; los búlgaros insisten que ese es un dialecto de su propio idioma mientras que los yugoslavos dicen lo contrario. Lo cierto es que los búlgaros parecen tener la razón pues sus argumentos están bien fundamentados: por escrito, el macedonio se parece al serbocroata, pero casi no se distingue del búlgaro al ser hablado. Los búlgaros perciben la denominación «macedonio» como una identidad artificial creada por los Yugoslavos y Josip Tito en 1944.
Si usted está familiarizado con el ruso u otros idiomas baltoeslavos, se sorprenderá que los sustantivos no se declinan en el búlgaro-macedonio, y eso que éste fue quien dio origen a los idiomas balto-eslavos. En su lugar, se ponen artículos definidos (los, la, etc…) al final de la palabra que describen. Tampoco usan infinitivos; por esa razón, los diccionarios siempre ponen la primera persona del verbo conjugado en el presente (si es imperfecto) o futuro simple (si es verbo perfecto). En comparación a sus hermanos, el sistema de verbos se parece mucho a la del español, con un total de 9 conjugaciones (excluyendo los imperativos, los pasivos y los adverbios), en vez de tener 5 conjugaciones como en los demás eslavos (1 presente, dos pasados, dos futuros). La gran mayoría de los búlgaros saben hablar por lo menos otro idioma eslavo, generalmente es el ruso (el más popular), el polaco o el serbocroata, así que si sabe cualquiera de estos (o incluso otros eslavos), no vas a tener muchos problemas para comunicarte con ellos. Algunos pueden saber hablar el inglés o el alemán o el español, pero no te confíes.
La comunicación no verbal a menudo no ayuda mucho: el gesto elemental de sí o no difiere del empleado en el resto de Europa. Mientras que mover la cabeza de arriba a abajo significa «no», para decir «sí» es necesario oscilarla de lado a lado. (Es decir, justo al revés). Se dice que esto se debe a la época de ocupación otomana, con el motivo de engañarlos cuando les instaban (espada al cuello) que renegaran de Dios. Era una forma de renegar a la costumbre humana en lugar de renegar a Dios, engañando así a los turcos y salvando la vida.
La moneda oficial es el lev (leva en plural). Un lev corresponde a aproximadamente 0.50 euros (1 euro = 1.95883 leva). Es posible pagar con euros en algunas de las zonas del país, a un cambio razonable. Existen casas de cambio en el centro de las ciudades más turísticas e importantes, y la presencia de cajeros automáticos en estos lugares es habitual. Sin embargo, la mayor parte de los establecimientos, salvo los de cierto nivel, no aceptan tarjeta de crédito como forma de pago.
Bulgaria es aún un país muy económico en comparación con el resto de Europa. La ciudad de Sofía y, especialmente, la costa del Mar Negro son más caras.
La cocina búlgara tiene muchos parecidos con la turca y la griega. Existen multitud de restaurantes en todas las ciudades y hasta el pueblo más pequeño tendrá una mehana o taberna en la que degustar platos típicos. Aunque los precios varían lógicamente en función de la categoría de restaurante, una cena para cuatro personas, con botella de vino, ensaladas, segundo plato de carne y postre puede costar unos 50 – 60 leva en una mehana. En las grandes ciudades suele haber una versión de la carta (listata) en inglés, aunque en otros lugares es probable tener que lidiar con una carta en cirílico.
La palabra para desayuno (zakustka) es, curiosamente, la misma que para tentempié. En consonancia, lo más sencillo para desayunar es comprar alguna piezas de repostería a base de hojaldre, rellenas de queso, mermeladas o carne en puestos o tiendecitas (banitsa), que los búlgaros toman tanto por la mañana como a lo largo del día. Estas tiendas pueden o no ofrecer también café, que se suele tomar solo (expreso), aunque también se puede encontrar un café capuchino.
Las mehanas son los mejores lugares para almorzar o cenar. En algunas ciudades grandes, locales tipo pizzería las han sustituido como establecimientos preferidos por los nacionales. Aunque no presentan lógicamente un entorno tan acogedor como aquéllas, no debemos dejarnos engañar por las páginas dedicadas a la omnipresente hamburguesa: pueden incluir infinidad de platos típicos y propios de la cocina local.
Un entrante muy habitual es una ensalada de pepino, tomate y pimientos. La ensalada más básica, con estos ingredientes más queso sirene (parecido al feta griego), es la llamada shopska. Con una base similar, pero con más añadidos, están también la chelska y la obchartska. La snechanska es una ensalada a base de pepino y yogur. Con la misma base se hace el tarator, una sopa fría de yogur. Sopas calientes son el bob chorba (de alubias) y shkembe chorba (sopa de callos). También se pueden pedir de entrantes embutidos diversos, parecidos al salchichón o al salami (lukanka). El plato principal suele ser algún tipo de carne a la parrilla, habitualmente pollo, ternera o cerdo. Los postres incluyen yogur (no se olvide que Bulgaria es famosa por este alimento), dulces de miel como el kadaifi o el baklava, o helados con fruta (melva). En las montañas de Pirin y en el Mar Negro se pueden encontrar diversos pescados locales.
La rakia y la mastika son típicos licores que suelen beberse al inicio de la comida como aperitivo (suelen aparecer al principio del menú), o junto con una ensalada para «picar». La rakia es una especie de orujo de alta graduación, y la mastika tiene un parecido al ouzo griego o el anís.
La cerveza es buena y barata. En cada región se consume generalmente la cerveza que alli se produce. Así, Ariana es típica de la zona de Sofía, Pirin de las montañas del mismo nombre, Zagorka de Stara Zagora, Kamenitza en Plovdiv y Shumensko. Se suele servir en jarras de medio o de un tercio de litro. Una jarra de medio litro puede costar en torno a 1 lev.
El ayran, por otro lado, es una bebida no alcohólica a base de yogur.
En las principales ciudades y las zonas turísticas se encuentran con facilidad farmacias que dispensan todo tipo de medicamentos. Puede ser más difícil encontrarlas en las zonas rurales.
El agua de grifo es relativamente segura de beber, y se encuentran con facilidad fuentes públicas de agua potable en prácticamente todas las ciudades y pueblos.
Las costumbres en Bulgaria son muy similares al resto de Europa, por lo que no existen grandes cuestiones a tener en cuenta en este sentido. Cabe mencionar las restricciones sobre el tomar fotos en la mayor parte de las iglesias, que bien cobran o no permiten realizarlas en su interior. Se suele valorar positivamente el entrar en los templos y monasterios con vestimenta considerara apropiada, a saber, pantalón largo o no demasiado corto, y los hombros tapados (camiseta de manga corta suele ser suficiente). En algunos casos se prohíbe la entrada si no se va vestido de acuerdo con estas normas, o se facilita al visitante unas telas para tapar las piernas y/o hombros.
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