El Zambeze se desmorona con estrépito sublime esculpiendo en su desplome nuestro destino. Al río se le llama Mosi-oa-Tunya, el Humo que Truena. Y asi es como se siente, es tal el volumen de agua que se precipita sobre la cornisa de basalto, que hay momentos en que es imposible ver más allá de tres metros de distancia. Una fina lluvia que parece humo si no fuera porque cala, se eleva desde el interior del cañón, resonando como tambores… hemos llegado a las Cataratas Victoria.